27 septiembre, 2010

Make over masters

No soy de esas.
Cuando estaba en el colegio, a principios de 4 medio me pintaba un poco los ojos y me ponía otro poco de brillo en los labios. En invierno, cuando el bronceado del verano ya era historia usaba un poco de base…un pichintún.
Después en la universidad, en tercero, creo, me dio de nuevo por pintarme los labios pero me duró como 3 meses, creo, y nunca he pasado de eso.
Con suerte cuando tengo cosas formales me hecho una pintaíta piola con colores discretos y sin mucho volumen (me carga que el maquillaje se vea como una capa de estuco…lo encuentro terrible’chulo).
Mi abuelita siempre nos inculcó a las nietas que la discreción es lo más elegante que hay. A nivel de personalidad no nos resulta na’mucho pero en lo que sí le soy obediente a la welilucy es en el uso discrecional de maquillaje y/o cualesquiera detalle.
Tanto que desde que dejaron de vender las frutillitas (de esas siempre tuve, solo que como a s 13 años dejé de comérmelas) nunca más volví a ponerme algo en la boca que no fuera chapstick incoloro y sin mucho sabor o manteca de cacao.

Respeto a quienes se pintan, no se me alarmen.

¿Quién no ha visto a una mujer conduciendo un auto y retocarse el maquillaje durante la luz roja del semáforo? Siempre me he preguntado cómo organizan sus carteras para tener el rimmel, el espejito, el rouge y los polvitos a mano y ocuparlos con tanta precisión como para achuntarle a la primera, quedar todas pintadas, ponerles la tapita, dejarlos a un lado y partir de nuevo con la luz verde. ¡Son mágicas! Me aturde verlas, sobre todo porque no entiendo la necesidad de pintarse tan rápido.

PERO HAY PEORES
….sí…
Las que se maquillan en la micro.
No tengo nada en contra del maquillaje ni de quienes se pintan, es más: como que los admiro un poco por darse la paja de hacerlo y más encima de sentirse cómodos con eso pegado a la cara.
A mí me cuesta. A veces me gusta ponerme bonita y me hago algo, muy a veces, como les dije, pero me demoro fácil 20 minutos en ponerle un poco de sombra a mis párpados, delinear mis ojos y arreglarme el pelo (con 4 pinches, un tiburón o un collet, más que eso, según mi abuelita, ralla en la vanidad). Soy una troglodita del arreglarse. Aparte de que pocas veces me dan ganas de pintarme la cara, pocas veces me siento cómoda con colores antinatura y sustancias poco amigables con mi sensible piel ultra tendiente al sonrojamiento.
Más encima lo pintado hay que sacárselo y eso sí que es una reverenda paja, con lavarme los dientes y ponerme cremita antes de acostarme es suficiente.

Por eso, por mi total incapacidad y relativo desinterés ante los precisos requerimientos del maquillaje es que considero que estas gallas que se pintan en la micro son unas cabronas! Se arreglan antes de salir y pa’no seguir atrasándose (porque igual se demoran en estar listas), llevan todo listo en la cartera para seguir arreglándose en el trayecto que las llevará a destino.
Las señoras que manejan paran en el rojo, aprovechan el taco o se retocan antes de bajar del auto (aunque antes de bajarse igual se miran en el espejito por si acaso, como si adentro del auto algo les hubiera podido estropear la composición artística)…
Pero las gallas de la micro ¡¡¡lo hacen con la micro en movimiento!!! Como si se supieran el camino de memoria y confiaran en que el micrero no va a pasar por hoyos ni va a frenar bruscamente: Son unas temerarias…
Unas pulentas cabronas.
Las que más admiro son las que lo hacen sentadas atrás en el último asiento, aunque no sé si el mito de la montaña rusa se aplique a las micros (el último carro es el mejor porque se mueve más, dicen).
A ellas no les importa nada, están tan entrenadas que aparentemente no les da ni cosquillas la posibilidad de que justo una viejita aventurera se tire a media cuadra con un coche de mellizos recién nacidos, el micrero olvide su condición de viejo pesao y frene bruscamente para salvar esas 3 vidas y que el aplicador del rimmel, aparte de metérseles en el ojo, termine pintándoles toda la cara. A ellas nada les importa, solo quedar guapas y por eso siempre las miro con admiración.
Hoy lo hice con una amiga y le dije “weona, necesito sacarte una foto pa ponerla en mi blog”, me dio permiso así que aquí se las dejo.


Con la micro siempre en movimiento se delineó los ojos, se pintó las pestañas Y SE LAS ENCRESPÓ CON ESA TIJERA ENDEMONIADA QUE SIEMPRE ME HA DADO PÁNICO.
Saludos!

4 comentarios:

Morenoy dijo...

Esa si que es una travesía!
La pericia de tu amiga es formidable.

Yo tampoco tengo nada en contra de las que se pintan, mientras no anden pintando a los demás con el rouge está todo bien.

Adoro tu discreción, es una característica de la cual, sin darme cuenta, me enamoré.

Val dijo...

oie Mathi si tu le posees eso de la "belleza nueva"...no necesitas pintarte.
respecto del maquillaje...yo he ido de menos a más en al vida...comencé en el colegio encrespandome las pestañudas y usando labial piola para resaltar mi bella boquita, luego en la U comencé a usar brillo en ocasiones especiales y a ratos sombra y ahora que soy "adulta joven" me escrespo las pestañudas, me pinto los labios, me pongo smbra en colores neutros y RIMEL para destacar las pestañudas. Eso. Y el perfume, obvio y la crema. Tiempo total de arreglamiento: 10 minutos.
Lo que si no se hacer es pintarme en la micro... y el otro dia vi a una teen aussie pintandose LAS UÑAS!! hace-te esa!

SSergioA dijo...

También me ha pasado ver esos objetos punzantes a milímetros de la pupila y pensar qué pasaría si...
Además, el instrumento ese parece hecho para practicar abortos.
Escalofriante.

El maquillaje es efectivo produciendo reacciones químicas pero, por otro lado, quita credibilidad: cuesta tomar en serio una conversación con alguien que tiene la cara pintada. Elegir el como y el cuando es parte del arte.

Tobal dijo...

El problema es que hay demasiadas mujeres que se pintan con el auto andando,cuando era un querubín de 12 años,una de ellas se incrustó contra la parte trasera del auto de mi mamá y nos dio un susto increíble.

Por otra parte,en el asunto micro,me daría horror el choque o frenazo y ver a tu amiga con esa tijera diabólica incrustada en el ojo y la sangre brotando como en happy tree friends o película gore.


upa.