02 febrero, 2012

Ese dolorcio y la csm (2da parte)

“Uy! Se quedó pegado el FONASA” dijo la señora extrañada y siguió preocupada de fotocopiar la orden de los exámenes.
Cuando volvió a ver el computador me dijo “¿Segura que es FONASA? estás bloqueada”
-¿Ya me bloquearon?- le pregunté con los ojos bien abiertos pero sin decidirme entre un tono (oral y muscular) incrédulo o uno de resignación y frustración.
La señora supo al tiro cómo reaccionar. Me tinca que justo estaba viendo los precios en su pantallita. Me quedó mirando con cara de pena mientras yo hacía cálculos mentales de cuánta plata me quedaba en la cuenta aparte de las 7 lucas y algunas monelocas que tenía en la billetera. Por supuesto que no llegué a ningún resultado porque estaba demasiado nerviosa.
Y me empecé a angustiar. Me angustié tanto que se me aguaron los ojos. Sí, a veces soy una nena…pero me contuve y logré recomponerme…aunque la señora me seguía mirando con pena empática y empezó a preguntarme que por qué me habían bloqueado. Que qué iba a hacer ahora. Que si se puede apelar o no…No tengo idea qué le respondí porque lo hice más por educación que por otra cosa. La verdad es que, en 5 minutos, la alegría de la semana se me fue un poco a la punta del cerro y me empecé a sentir, emberdá, oscea: MAL.

Ya con cobertura me había salido salado la otra vez y ahora se sumaban exámenes nuevos. La ecografía que tenía reservada para el medio día iba a salirme cuarenta y algo. Llamé para preguntar a cuánto el pago particular y casi morí de la impresión. La señora me respondió muy amablemente (demasiado amable para el peso de la noticia. Digo: si me lo hubiera dicho en vivo y en directo, con la sonrisa que alcancé a imaginarme, me habría tenido que sentar ahí mismo a llorar un rato).
CIENTO TREINTA Y UN MIL PESOS…(¡CONCHESUMADRE!).

Esperé sentada a que me llamaran para la toma de sangre con la pensadora a 20 mil royos por minuto. Estaba de verdad muy angustiada sumando todos los gastos asociados a mi manía veraniega de usar pantys y estimando los gastos en que aun no he incurrido. En eso estaba cuando al asiento de al lado llegó una niñita cachetona, muy de vestido y moño de cola, calcetines rosados de vuelitos y chalas blancas llorando como una magdalena. Ella sí que estaba angustiada. Y se agarraba el brazo como si se lo hubiera mordido un dragón de Comodo mientras que su mamita (léase en tono peyorativo) le hacía cariño en el pelo. Se quedaron ahí un rato y cuando ya estaba por empezar a contar hacia atrás para que el universo la hiciera callar a la cuenta de 27…pasó lo peor. La pendeja, que había estado llorando como una dama, estalló en llanto, gritos y gemidos diciendo “me voy a morir”, “por qué me pasan estas cosas” , “por qué no me deja tranquila”…y a mí, que me carga la mamonería, en ese minuto, me cayó pésimo el show que estaba presenciando.
Yo, totalmente desmoralizada por no poder resolver la ecuación economía vs salud me engrinché (me puse como Grinch) y comencé a insultarla en silencio… “pendeja culiá si fue un pinchazo no más”… “y la vieja le sigue la corriente”…
Obviamente yo también quería tener a mi mamita al lado (sin tono peyorativo pero con la misma intención) para que me hiciera cariño en el pelo y me dijera “ya si lo vamos a arreglar de alguna manera”. Le tuve odio y envidia al mismo tiempo a la cachetonsita llorona.

Esperando, entre otras cosas, volví a cuestionarme mi filosofía de vida y teoría del amorsh. Me enojé conmigo misma por no haber engatusado desde el colegio a algún conocido que fuera a ingresar a Medicina e incluso pensé en estrategias persuasivas para armar una colecta.
Por suerte la angustia me duró 2 minutos. Pasado el momento de shock me armé un plan de contingencia y vamos a ver qué resulta.
Con todo esto más le vale al coágulo del demonio haber desaparecido y que no haya ni rastros mañana en la ecografía (ecodoppler les gusta decirle ahora).

El examen duró 5 minutos (Los más caros de mi vida) pero para ese momento ya había recuperado la moral en un 90%. Lo chistoso y que me ayudó a recuperarla en un 100 fue que cuando salí de la toma de sangre la cabra chica seguía llorando a moco tendido y ahí estaba su mamita con cara de “perdónenla es que es media exageradita”.

Supiera la cabrita lo que duele hacerse exámenes cuando los paga uno.

3 comentarios:

MAX dijo...

Llegar del carrete a las 7:30 am y leer la matuaventuras en voz alta y que la gente que vive contigo crea que estas chalado o medio safado no tiene precio, un abrazo y espero el cap 3 xD, a todo esto me dieron ganas de escribir en mi blog despues de como chorromil años y no solo contar historias de carrete y tecnicas de engatusaje sino que eventos de la vida como las matuaventuras

see ya

Tobal dijo...

Busca otro lado para hacer la eco, los precios (sobre todo en Santiago) son demasiado disímiles. Por ej, hemogramas desde 3 a 30 lucas según el lugar.

PD: agradece que no tienes que hacerte una resonancia magnética.Puta que me dolió pagar eso

Anónimo dijo...

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