20 octubre, 2013

Le están diciendo, oiga...

Varios meses atrás, un día lunes a fines de junio...
 Llegaba yo a mi casa en el Monster, había bajado a la Sandalia y me disponía a abrir la puerta.

-Señora, disculpe, yo del otro día que estoy pasando, ¿está su marido? Le quiero comprar el auto.
-Ehhhh…no estoy casada y el auto es mío, así que dígame no más.
-Ya pero es que como yo se lo quiero comprar, necesito hablar con su marido ¿cuándo lo pillo a él?
-Ehhhhhh….es que, como le dije, el auto es mío….
-Sí, pero como usté sabe, son los hombres los que hablan de esas cosas.

 (¡ay diosito!) Le expliqué que con mi tata teníamos pocas ganas de venderlo y que de todas formas le iba a preguntar. Quedamos en que iba a pasar de nuevo el domingo.

-Ya, hasta el domingo entonces… ojalá que él esté.
-Ya, nos vemos (¡miren el hueón cargante!)

Igual lo encontré chistoso. Obvio que me demoré dos minutos en publicarlo en facebook. Saqué hartas risas y análisis. Sí, yo también sé que la situación refleja a toda una sociedad mal armada, ahorrémonos eso.

Le comenté de esto a Rai, y de lo indignante que había sido para mí verme tan apartada de algo en lo que, a mi parecer, me incumbe totalmente… Hablé con mi tata que me dijo exactamente lo siguiente: NO, ese auto no se vende, a menos que él tenga otro auto parecido o mejor, negóciatelo y anda viendo, pero así por plata, ni por si acaso. Así que ya tenía armada mi estrategia de negociación, acordamos un valor y un modelo de auto a modo de referencia y teníamos todas las de salir ganando…

 Día sábado de la misma semana, suena la puerta, Rai sale a ver, yo, de pajera, me quedé en el sillonsito, no sé si leyendo o escuchando música.
 -Hola, yo hablé con su señora el otro día por el auto (insistió)
-Ahh sí, pero ella ya habló con su abuelo y él no quiere vender el auto (asintió).

 Recién ahí caché lo que ocurría (el lenguaje siempre construye realidad)…y me dio tanta rabia… pero de la chistosa…pensé “Puta que es paletiao este wn, qué le costaba decirle- espérese un poquito – y avisarme que era para mi”.

 Me enchuché tanto que salí a la puerta y no me importó ni la plata ni el otro modelo. Le dije al caballero que el auto lo queríamos para el resto de la vida y listo. NO SE VENDE, CARAMBA.

 Igual no más le dijo al Rai: bueno, pero si cambian de opinión, me avisan.

2 comentarios:

SSergioA dijo...

Quizá pensó que una mujer casada está incapacitada legalmente para vender un auto.
Quizá solo quería saber si estás casada, mmmmmm...
Quizá te encontró niña. (A mí me tinca que la mitad de la gente no te ve como un adulto :))

Chistoso imaginar el razonamiento de tu abuelo y cómo harían negocio cambiando el auto por uno mejor, más aún considerando que lo más problable es que el tipo no tuviera uno.

Estás viva y sigues contando buenas historias. Las leo con el mismo gusto de hace años. Abrazos.

Ric@rdo dijo...

Oye el tontorron cargante.
Podrias haberlo atropellado jajaja

Que buen relato.

Saludos.

Ricardo