24 noviembre, 2008

Ayudar sin dar

Parece que por muy seguro que uno esté de algo, las convicciones no pueden durar mucho tiempo.


Bastan 3 horas para conocer el otro lado de la tortilla y te vas a la mierda. Empiezas a saber cosas que no sabías, y otras que sabías pero no entendías empiezan a hacer sentido y cuajan repentinamente, casi al instante. Te cambian las ideas, se irrita el colon y lo único que quieres es llorar un rato pero que nadie te vea porque no le puedes contar.
Maldito nadie.
Está claro que con las versiones hay que triangular y discriminar, pero por muy alejadas que estén de la realidad, son percepciones y también importan por su valor emocional: no son los hechos sino la manera en que uno los vive.
Sin tomar partido. Sin hacer demasiadas preguntas. Cuando usted vea a alguien aproblemado, sufriendo, pregunte solamente aquellas cosas que conociendo la respuesta le permitan ayudar. Las demás preguntas hieren.
No las haga.
Para ayudar hay que comprender, ser empático, tener un abrazo y una sonrisa cálida en primera instancia. Sin eso, no se puede partir. En segundo lugar, la ayuda debe ser sincera y real. No se necesita plata para ayudar a alguien que queremos: sólo basta con tener la intención verdadera de hacerlo. Una llamada por teléfono sólo para copuchear (y reafirmar el lazo) es mucho más provechosa que una increpación y a nadie le es útil hacer las mismas preguntas cuando todos conocen bien las respuestas. Hacer familia no es criticar, es preguntarle “¿cómo estás?”, ”¿cuándo nos vas a venir a ver?”, o decirle “te mando un abrazo fuerte, espero que tú y los niños estén bien”. Los silencios incómodos SON incómodos, no los evite, son inherentes a las situaciones del tipo conflictivas, haga el esfuerzo de congeniar, ponga su granito de arena y de a poco se van a ir acortando hasta no existir. A veces el silencio intenta ocultar el sufrimiento y eso también hay que saber localizarlo.
En cuanto a ser y hacer, todos tenemos diferentes maneras. Por más que no compartamos las ideas y valores que guían las vidas ajenas a la nuestra, debemos respetarlos, y si nos parecen inapropiados no sacamos nada con cuestionárselos a quienes percibimos llevándolos a cabo: eso lo único que hace es ponerle una capa más de cemento a una cámara hermética que se va haciendo cada vez de más difícil acceso. Las críticas que no construyen: guárdeselas. La idea no es demoler sino reafirmar,reconstruir y/o ampliar. Son los gestos lo que más se valora.


No les voy a decir de qué hablé con mi tía Lucy el fin de semana, pero sí les voy a decir que me cambió un poco la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

una tal mathilde...eso me suena a un_nicoxD