10 enero, 2010

Tiny memories

Me acordé de cuando andaba de noche con mi tata camino a su casa en el campo por una ruta sin alumbrado escuchando la radio y hablando de cosas de niños. Mi tata me preguntaba por mis mascotas, amigos, juegos preferidos y también me contaba sus historias.
En ese tiempo tenía la manía de contar las luces de los autos que venían en sentido contrario...
También pensaba que los reflectores rojos que habían en el camino eran zanahorias...entonces le preguntaba a mi mamá o cualquier adulto, que quién las había dejado ahí o si eran para el conejito (en mi razonamiento mágico aún, esa era la explicaicón más lógica). Como nadie me pescaba, siempre preguntaba a ver si pasaba...
Cuando no venían autos en el otro sentido también contaba los reflectores, creía que había un orden lógico respecto de los rojos, blancos y amarillos. Nunca dí con la clave pero jamás me rendí, sólo crecí y lo olvidé.
También tuve un recuerdo, de esos medios fugaces, de que tenía que saltar para alcanzar los interruptores cuando mis tatas se cambiaron de casa y quedaron a la altura de mi abuelo que mide casi 2 metros....Lo recordé hoy día en la tarde prendiendo la luz del baño que ya no presenta ningún desafío a mi anatomía.
Mientras picoteaba unas galletas que quedaron de navidad, también recordé que cuando éramos niños con mis primos nos empecinábamos en descubrir los escondites que protegían "los ricos" que mi abuela nos hacía....entonces cuando ella nos ofrecía y buscaba las cajas, ya no quedaban. También tenía una cajita de porcelana muy linda en que ponía dulces ambrosoli y nos los ofrecía llamándolos "pastillas". Siempre pensé que mi abuela estaba fuera de época por decirles así hasta que llegué a conce y descubrí que allá les dicen por el mismo nombre.
Me seguí acordando hoy día de que mis tatas tenían una perra que se llamaba Petina (deformación chilensis de "petit" y de cualquier nombre femenino) y que cuando me quedaba a dormir a su casa, me acostaba en el lado de la cama de mi weli y la Peti se quedaba conmigo. Los tatas seguían cenando y yo les pedía permiso para dormir con ellos...siempre decían que no. Entonces yo me hacía la pilla y decidía fingirme dormida cuando ellos llegaran para que no me pudieran mover.
Jamás resultó.
Mi tata es un tremendo hombre...siempre que llegaban a acostarse yo ya estaba raja y nunca supe cómo pero SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE amanecía en la pieza de al lado que era la de los nietos. Supongo que era él quien me trasladaba, a mi abuela siempre la vi media delicada.
Hoy día hubo reunión familiar donde los tatas, nos reímos y comimos como siempre MUCHISIMO y lo pasamos increible...

Siempre a la vuelta me viene la nostalgia. Debe ser porque volvemos todos contentos y apretados recordando hsitorias de cuando los nietos éramos chicos.

Hoy dfue un día de merecidas felicitaciones para varios. Los tatas, los tíos y los papás se van sintiendo orgullosos de lo que hicieron con nosotros, lo que nos enorgullece igualmente a todos nietos-primos.

Saludos, y regaloneen en familia..satisfacción 100% garantizada =o)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Linda historia... creo que de toda la gente que conozco, siempre hablan bien de sus abuelos y no así de sus padres... debe ser porque los tatas no se tienen que preocupar de nosotros sino que solo disfrutarnos...

El tata (padre de mi madre)era un de esos viejos de campo que se vino a la ciudad muy joven. Carpintero de oficio, pasabamos las tardes en su banco, él trabajando y yo echando a perder sus herramientas tratando de imitarlo... y también me llevaba en brazos hasta mi cama cuando me quedaba dormido en su sillón... murió el 95... aún lo extraño.

Mi yaya (madre de mi padre) era del norte y también se vino a la gran ciudad. Así como tus dulces ambrosoli, a ella le gustaban esos dulces de anís, con forma de almhoada, blancos con rayitas de colores... también les decía pastillas y nos los daba a mi hermana y a mí mientras caminabamos hacia la plaza a jugar en los columpios...

De todos mis abuelos sólo queda viva la mamá de mi mamá y gracias al alzheimer ya no me reconoce...

Tu post me trajo enormes recuerdos... gracias. Saludos!

Anónimo dijo...

Hermosos recuerdos Mathilde, se me vinieron muchos a la mente, pero los dejaré para otra ocasión.

PD: en Temuco tb le dicen "pastillas" los dulces, nunca entendí